Este es el poema que no pudo ser poema y se convirtió
en un pequeño fragmento de vida, de desamor, de noches gélidas en un cálido
cuarto en otoño.
Ella esta esperando una vez más,
Como tantas veces, tan igual y tan repetido,
Él le esta esquivándola como siempre
Tratando de evitar lo que ella anhela que pase,
Ellos dos ahí son un conjunto de sentimientos
más que encontrados, explosionados, explotados
Ella añora un poco de cariño, tal vez y acaso un
poquito de deseo,
Por que es, esa palabra la que se ha ido escurriendo
De sus días al pasar los años,
No lo vio venir ni en pesadillas
Sentirse tan nulamente deseada
Por aquel que duerme al lado suyo,
Pero ella le espera, espera lo inesperable…
Al pasar los días, la esperanza se va convirtiendo en
algo oscuro
En un sentimiento que ella no puede describir,
Ya no espera, ella deduce
Ya no anhela, le duele…
Sabe que él no sé acercará con un beso a rosarle la
mejilla
Que él no le dará un “buenos días” mientras pone un
beso en sus labios secos,
Que, en la noche acostada a su lado, él no intentará
tocarla
Él no lo intentará, si es que acaso le hablará de
problemas de dinero, problemas del trabajo o tal vez algún asunto de política,
Pero mientras ella con sus pensamientos le dice…
“Tócame, estoy aquí, mi piel quema por ti,
Me quemo por ti…”
Y él al cabo de un tiempo se dormirá y al final se mesclarán
sus lágrimas con los ronquidos altisonantes de él.
Y será una noche más en la que ella sentirá la
infelicidad colarse bajo sus parpados lo que la hará ver la vida tan gris.
Él la ama por supuesto que sí, de seguro que lo hace y
lo demuestra, muy a su manera tal vez, comodidad en casa, tardes de películas
acurrucados en la cama, salidas de compras, antojos entre semana, él
seguramente se pregunta:
¿Por qué esto no le es suficiente?
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