Mi Estimado:
No importa
el esfuerzo, ni la dedicación con la que me anticipo a negarte, a dejar de
pensar en tu silueta, tu sonrisa, el sonido y eco de tu voz, no importa, no lo
hace.
Puedo esquivarte,
puedo ocultarme, incluso puedo mantenerme las 24 horas del día, evitando que tú
cruces e inundes mi mente con tu presencia disimulada, pero entonces los muros
altos que construí se vienen abajo, cuando te veo y me doy cuenta entonces en ese
preciso instante, que nada de lo que haga o deje de hacer me hará alguna vez
olvidarme de ti.
Mi corazón
es prisionero de nuestro pasado, y
aunque trate duramente de soltarme de las cadenas, a la fuerza, eso solo consiguió
que dejaran más marcas en mis débiles muñecas, no es la manera de liberarme de
tu ausencia, esa no es la manera.
La manera
es dejar sanar las heridas, una a una, todo el tiempo que requieran, y entonces
una vez sanas, y sin las costras que duelen al rozarse, deslizarme de las
cadenas ¿Pero aun con todo seré libre, de mis sentimientos?
Me doy
cuenta que me gustas demasiado, que en lo profundo de mi corazón y estoy segura
que es muy al fondo, aún sigo enamorada de ti, tanto como la primera vez que te
dije Te Amo, sigo teniendo sentimientos fuertes hacia ti, tal cual, la primera
vez que me dijiste, Te Amo.
Sencillamente
es así, te sigo amando.
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