“Condenada”
"Capítulo 02"
¿Quieres saber la verdad? Ven, tomemos un café.
Edgar Hinostroza
Es de noche cuando reposo mi
cabeza en la almohada y cierro los ojos, lo único que veo es la mirada de Ana
Vivaldi, y revivo lo sucedido esa mañana.
La estaba siguiendo a una
distancia prudente, estaba seguro que ella no reparaba en mi presencia, sin
embargo lo hizo, y me miro de frente, casi con cierta autoridad que no he visto
en muchas personas.
- ¿Me estas siguiendo? – el timbre de su voz era
igual al de su hermana, pero el de ella estaba más oxidado, no sé explicarlo correctamente
con mis palabras, pero se sentía como si ella hablara a lo distante.
- No precisamente – respondí – soy el detective Hinostroza,
del departamento de Casos No Cerrados – ella entorno los ojos, como si estuviera
esperando que fuera yo, y aunque esa idea juega con mi mente, casi quiero creer
que vi un brillo en sus ojos marrones –
- ¿Qué es lo que quiere?
- Hablar con usted señora Vivaldi, sobre Cinthia
Berrocal y lo sucedido aquel día de su desaparición.
- Aristegui – dice ella, firmemente - Señora Aristegui, por favor. Soy viuda - No me
divorcie de mi difunto esposo, por lo que considero que mi apellido es
Aristegui aún.
- Comprendo – digo - Me gustaría hacerle unas
preguntas.
- Estuve en prisión, me hicieron muchas
preguntas, ahora estoy libre, no tengo por qué contestarle nada.
- Lo sé, sin
embargo, hay detalles que no se han esclarecidos aun. Si no la incomodo en este
momento, podríamos ir a la…
- ¡No! – su negativa es tan tajante, que los
vellos de mis brazos se erizan – a la comisaria, no, no quiero… - su voz tiembla…
- un café.
Antes de responder, por una
alguna razón, trago saliva. Estoy nervioso, Ana Vivaldi irradia un aura negra,
no es que yo crea mucho en cosas de auras y lo demás, pero hay algo que la envuelve,
como un halo negro.
Mireya Vivaldi
La primera vez que vi a David
Aristegui, él me beso, y yo le di un revés que le deje la cara marcada por todo
un día, sino más.
Lo recuerdo perfectamente,
fue hace 29 años. No más, no menos, en este entonces teníamos 16 años. La
verdad es que Ana y yo, hemos sido muy buenas amigas durante toda nuestra niñez
y adolescencia, tal vez no éramos tan intimas, pero si lo suficiente como para
salvarnos el pellejo la una a la otra en
más de una ocasión.
Aquel verano, Ana desaprobó
matemáticas en el fin de curso, mi padre la castigo con no dejarla vacacionar
en la casa de mis tíos, que tenían una residencia en la playa. Yo amo el sol,
la arena, nadar, así que aunque Ana se quedaría en casa a recibir clases de tutoría,
con un chico universitario, que era el primo, del amigo del vecino de un
compañero de trabajo de papá- no me hacía ilusión para nada, quedarme en casa el verano solo para acompañar a Ana.
Iba a pasar dos meses de
playa y sol, sino hubiera sido por aquel terremoto que sacudió al vecino país y
trajo alerta de tsunami, y mis tíos, ya no me dejaban salir a la playa para
nada, prácticamente estaba encerrada, así que decidí volver a casa, a pasar las
últimas tres semanas de mis vacaciones ayudando a Ana en matemáticas o lo que
sea, que más daba.
Así que esa tarde, llegue a
casa sin dar aviso y es que tampoco había a quien avisar, papá pasaba todo el día
en el trabajo y mi madre se fue con otro y nos dejó con papá, cuando teníamos
cuatro años. Yo estaba buscando la llave, sabía que Ana siempre guardaba una
debajo de las macetas, o debajo de algo que estuviera cerca de la puerta, yo
había olvidado mi llave, mientras la buscaba, alguien me toco el hombro y
cuando me voltee unos labios fueron a impactarse con los míos.
Así conocí a David, nada
menos que así. A los pocos minutos Ana llego en bicicleta, y David estaba tan
sonrojado que no pudo formular una disculpa formal, se trababa, sin dejar de
decir “Dios Mío, son tan parecidas, no las puedo distinguir” luego de aquello, Ana
me llevo al cuarto y me pidió que no dijera a papá que ella había empezado a
salir con su tutor de matemáticas de 21 años de edad.
Fui cómplice de su romance,
los dos años que siguieron, cuando Ana cumplió dieciocho, ella quería casarse,
y David estaba más que contento. Mi padre objeto una que otra cosa, pero al fin
y al cabo, poco le importamos, además estaba el hecho que el padre de David,
era hermano de la chica con la que mi padre tenía aventura, así que, él decidió
no decir nada y sonreír.
Y sonreímos mucho, ese día. Todo
era perfecto, todo era color de rosa. Claro que Ana y yo, de vez en cuando intercambiábamos
roles, tal vez esa fue la primera causa que motivo al karma, a que yo conozca
esa noche de invierno a Cinthia
Berrocal, pero me estoy adelantando, no te estoy dando los detalles completos.
Como decía, Ana y yo, de vez en cuando
nos hacíamos pasar la una por la otra, en el trabajo, en la universidad,
en una reunión de amigos, en algún u otro cumpleaños, cosas menores, una vez
estuve haciéndome pasar por Ana en su trabajo y llego David y me dio un beso,
aunque quise abofetearlo otra vez, tuve que detenerme, estaba haciéndome pasar
por Ana, y no creí que sería bueno darle un bofetón por besarme, a mi “supuesto
esposo” con él que me había acabado de casar un mes atrás. Muy sospechoso, no
dable de hacer en frente de 25 personas, en un supermercado. Quisiera decir que
esa vez fue la última que David me beso, pero mentiría, pero estoy aquí para decir
la verdad, toda la verdad, así que eso hare, no voy a mentir, David me beso
otras veces más, pero en todas ellas, yo fingía ser Ana, una vez hizo algo más
que un beso, pobre hombre, lo traumatice, esa vez lo noto, desde aquella vez, él
siempre sospecho incluso de Ana. Claro que fue ella la que me lo dijo luego
“David, me hace preguntas cada vez que estamos en la alcoba” como si no creyera
que soy yo.
Pobre hombre, David era un
buen tipo, un buen esposo, buen padre, buen cuñado, si Cinthia Berrocal está muerta, se lo merece la
muy maldita.
Ana Vivaldi
Ese detective, me recordó a
David, no sé en qué pensé, tal vez fue la añoranza de mis pesadillas en la que
siempre esta David, y en las que últimamente se me está escapando, ya no lo
estoy soñando y eso me asusta, quiero tenerlo al menos en mis pesadillas. Ese
hombre, tembló cuando me hablo, casi tartamudeaba, así que cuando él me dijo “¿Podemos
volver a hablar otra vez? Tengo más preguntas que hacerte.”
Yo dije. “Está bien” sin
importar que lo único que él quiere es la verdad. Já, la verdad, justo lo único
que no estoy dispuesta a darle.
Durante veintisiete años he
callado toda la verdad, una verdad que no me pertenece del todo, no sé si sea
hora de sacarla a relucir. Me fueron arrebatados mi esposo y mi hija y a cambio
tome el destino de la que me arrebato mi razón de vivir. Yo pienso que es un
pago justo. Sin embargo sé que ese detective no me dejara tranquila, no por
ahora, no cuando estúpidamente lo invite a salir.
Hace años que no me han
besado, que ahora en la soledad de este cuarto de hotel, tengo que esforzarme
por quitar de mi mente al detective Hinoztroza cubriéndome de besos.
Es de madrugada, Mireya debe
haber llegado a casa, y al no encontrarme ahí, debe estar buscándome
preocupada, no me importa, por este instante quiero que sufra ella un poco. Una
justa retribución. Poco falta, lo sé, poco falta para que todo salga a la luz.
***
Nota
de la autora: Gracias por estar pendientes de esta humilde historia. Les informo
que ya hemos llegado a la mitad de la misma. En el próximo capítulo iremos
todos a parar a los recuerdos de Mireya Vivaldi (será un capítulo del pasado) especialmente
de ese negro día, donde sucedieron los hechos que tanto amargan la vida de Ana.
Sin embargo lo haremos desde los ojos de Mireya, y no sé ustedes, pero siento
que a ella, le falta uno que otro tornillo, en fin, tendrás ustedes que sacar
sus propias conclusiones.
Próximo
Capítulo: en cuanto se llegue a CINCO comentarios
en esta entrada, y no Raquel, no puedes comentar dos veces en la misma entrada
y contar eso como un comentario valido. (Jajaja, te quiero amiga)
Gracias a cada uno de los que
comentan estas entradas esperando saber más, me emociona saber que les interesa
lo que escribo. Thanks.
Me encanta ya quiero descubrir los secretos, te haz puesto como yo, el misterio esta latente jejeje ,me gusta mucho... Ana atrae mi atencion, pero su hermana me atrae mas, eso que se hacian pasar la una por la otra, dice mucho pero a la vez aclara poco, yo digo que su gemela es la que tiene la culpa, y ella se culpo para salvar el pellejo de ella, bueno habra que averiguarlo
ResponderEliminarxD me encantó!!! ya quiero leer el próximo capitulo!!! Sigo pensando que mireya tiene la culpa u.U
ResponderEliminarEsta historia es una pasada!! Cada capitulo me deja con más intriga, y cada vez me
ResponderEliminarsorprende más Mireya, la verdad como tú ya bien has dicho le falta un tornillo que otro, y
eso hace al personaje tan interesante. Otra cosa que me sorprende es la atracción de
Ana hacia el detective ._. eso no me lo esperaba... Tengo muchas ganas de leer el siguiente
capitulo por lo que cuentas sobre el promete *---* Jajaja vale, lo pillo, solo un coment :C